Daniel Amílcar Terranova Romero

 En tiempos de pandemia y aislamiento social, preventivo y obligatorio, el rol de los docentes volvió a cobrar singular importancia, a muchos les tocó adaptarse a una nueva metodología virtual en un medio donde pocos hogares sobre todo rurales tienen acceso a redes y plataformas de internet y los que lo tenían por la crisis financiera generada por el confinamiento les toco suspender. El sistema y el ambiente de saneamiento básico y sanitario en las escuelas públicas nunca ha sido saludable, baños mal olientes que no sueltan y si hacemos memoria aun llega a nuestra mente ese olor característico, siempre están dañados y repletos, en las escuelas rurales 1 sanitario para 88 estudiantes y no existen lavamanos, los orinales con grifos los reemplazan, de cada tres de ellos escasamente uno tiene agua, en zonas urbanas la capacidad instalada rebaza el número de estudiantes, 8 sanitaros para 220 estudiantes y 6 lavamanos, y se tienen hasta 40 estudiantes en un salón de clases, en estas condiciones si uno analiza se sorprende como en esta forma muchos estudiantes logran ser profesionales, hacer maestrías y doctorados, si comparamos con los colegios privados que son bilingües y sus instalaciones y ambientación son diferentes.

Si uno realiza visitas observacionales de los “menú “y menajes  de los desayunos escolares se queda aterrado de lo que muchos ofrecen, una fruta post madura y casi en proceso de putrefacción, una bebida láctea a un día de vencerse o vencida, arroz con un huevo escarbado, perdón – revuelto y pareciera que le echaran bicarbonato de sodio para que crezca, a veces una papa cocida o un pan, un desayuno de estos en lugar de mejorar el sistema inmunológico lo deprime, esta es una dura realidad existente y de la que pocos hablan, muchos no tienen espacios para realizar actividades deportivas. Si fuéramos exegéticos desde el componente escuela saludable que se supone que “es el espacio que contribuye al desarrollo humano de los escolares propiciando acciones integrales de promoción de la salud, prevención de la enfermedad en torno al centro educativo, promoviendo el desarrollo humano sostenible de las niñas, los niños y los jóvenes a través del desarrollo de habilidades y destrezas para cuidar su salud, la de su familia y comunidad”. Esta pandemia también desnudó este marco teórico, que en la práctica ha sido una falacia y que el entorno escolar en el sector público no brinda esas posibilidades. No sé si en estas condiciones malsanas, se puedan cumplir con las condiciones de bioseguridad, distanciamiento social, lavado de manos y no aglomeraciones, el riesgo de contagio pude ser elevado en el triángulo, alumno – maestro – familia, es entendible, los niños y jóvenes tienen que seguir su ciclo de vida, de interacción social y de libre desarrollo de su personalidad, pero los escenarios y ambientes escolares  no están dados para garantizar su seguridad. Uno quisiera tratar estos temas con mayor asertividad y positivismo pero en salud publica la idea es identificar factores de riesgo de enfermar y morir y sus causas, el regreso a clases en el viejo modelo de escuela pública en hacinamiento es lo que ofrece. Si mis hijos estuvieran pequeños no los enviaría a estudiar por ahora .

 

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